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Debemos estar unidos en esta Comunidad de La Salle porque compartimos un legado común que nos ha formado no solo académicamente, sino también como seres humanos comprometidos con los valores de solidaridad, servicio y fraternidad.
Los muros del Colegio La Salle Lima guardan recuerdos y memorias que solo quienes los vivieron pueden comprender. En sus aulas, entre risas y aprendizajes, se forjaron amistades y sueños que nos acompañan hasta hoy.
La piscina, bajo los reflejos del sol, la biblioteca donde la imaginación volaba entre libros, y las canchas de fútbol, escenario de gritos de alegría y de juegos interminables en los recreos, eran el centro de nuestra juventud, donde cada rincón estaba lleno de vida.
La Salle no era solo un colegio, era un segundo hogar. En sus patios corrimos, reímos y aprendimos lecciones que iban más allá de los libros. Hoy, cuando cerramos los ojos, aún podemos escuchar el eco de aquellos momentos, y aunque los días pasen, esas memorias viven eternamente en el corazón de cada uno.
Esta comunidad es de todos y no es solo un espacio para recordar momentos del pasado, sino una forma de contar la historia de nuestras promociones, profesores, exprofesores, empleados, padres de familia y amigos de La Salle.
Unidos, podemos hacer realidad este proyecto porque solo depende de nosotros.